viernes, 26 de septiembre de 2008

Confiar en plena oscuridad

Un día alguien me dijo... se trata de confiar. No consiste en hacer tus planes, moviendo tus manos... no lograrás más que ubicar un par de ladrillos.. pero nunca terminarás de construir la pared. Yo respondí: es verdad, debe ser como tú lo dices... pero no lo llevé a lo cotidiano.
Fue así cuando me encontré en una oscuridad del alma... sentía agobio, cansancio, ansiedad, desesperanza, desconfianza y tristeza que me abrazaba y me robaba la V I D A. Sentía inmensas ganas de separar mi cuerpo de mi alma, pero era imposible. En ese abismo existía algo bueno: esas manos que construyen templos en 3 días; esos ojos que reflejan la mirada del A M O R; esos oídos que captan las P A L A B R A S sencillas y también las complejas; esos labios que expresan el A P O Y O; esa P R E S E N C I A que derrama la esperanza. Eso que sólo D I O S puede hacer. Y en mi desesperación le rogué que me abrace y guíe mis pasos; marque mi corazon, con sus huellas. Y me hable al oído... me susurre lo hermoso que es amarlo. Noches y día dudando de él, dudando de su poder y su plan. Hasta que desperté y encontré que en mis sueños de vigilia, él también quería estar. Invitarme a vivir según su voluntad y así conocer que la esperanza gana al desgano y a la ansiedad. En el la espera no tarda en cumplir su etapa final.
Así aprendí que confiando en Dios, aún en la oscuridad, la luz se encenderá.

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